Tan sencillo, tan sorprendente.

No dejo de sorprenderme de la capacidad extraordinaria que tenemos.

Son las 3.00 am, me he despertado después de un sueño, justo el que debía  ser, así estaba escrito... me ha dado el impulso para actuar. 
Un sueño guiado por la voz del corazón. Así de sencillo...

Cuando me desperté tenía grabada en mi memoria todavía la frase que me había dicho una amiga esa misma noche antes de acostarme: " descansa y cuando duermas surgirá la respuesta ".

Me acosté con " lío "  mental, entre lo que dictaba mi razón y lo que mi corazón quería.

La mente grita tanto que no te deja escuchar lo que habla el corazón.

No lo dejamos expresarse libremente.

Un sencillo ejemplo cotidiano que a todos nos ocurre alguna vez:

Me ofrecen de un modo repentino una caminata en grupo para el día siguiente; en unas pocas horas. Domingo, mi único día de descanso, en plena nieve, a las 9.am en la montaña ya.

Todo era adverso: mi estado de cansancio, pereza mental, mi incipiente resfriado, el frío helador frente al deseo de calor, cansados ya de un invierno eterno, una cita que tenía para el día siguiente, las personas de mi alrededor aconsejándome que no " forzara ", que descansara...

Así que mi mente estaba consolándose con todas estas justificaciones para no ir y ¡la verdad es que eran muchas!

Racionalmente era todo muy sensato y lógico.

Pero yo sentía inquietud por dentro. Normalmente escapo de lo lógico.

Mi mente me decía: " no debo ir, necesito descansar, me conozco y no tengo que forzar ".

Quedarse en lo cómodo y conocido es la solución más fácil.

Como soy muy disciplinada, no sabía si me sentía mal por no ser capaz de cumplir con mi deber e ir a la caminata. Tenía la sensación de que estaba tirando la toalla, cosa que a mi ego no gusta en absoluto.

Cuántas veces hacemos las cosas por " cumplir " no hablo con los demás, sino  con uno mismo. 

Me fui a la cama un poco disgustada por no tener claridad, ya que justamente a mi hijo Teo ( que nunca le apetecen estos planes ) le apetecía muchísimo...  ¡ vaya! ¡ Que faena ! " Parece que lo hace a propósito " pensé.

Esa fue la primera señal que no quise ver; estaba cerrada y ofuscada en mis pensamientos negativos:  frío, cansancio, nieve... etc

Esta caminata, no era un paseo cualquiera, termina en un acto muy hermoso de purificación, que se está llevando a cabo a través de los manantiales de diversos ríos del mundo. Y que mi hijo, fuera testigo de algo tan poético me parecía que le podría ayudar a abrir su mente y su conciencia.

Aún así, yo seguía en mi idea de no ir.

Y zás, tengo el sueño... así; tan sencillo y tan sorprendente.

El sueño está también lleno de contratiempos, está lloviendo, estoy en la calle con mi hijo, esperando en una esquina. Apenas ha amanecido. La policía nos para con mala cara, como si yo estuviera haciendo algo malo con el niño; de pronto desaparecen ( en los sueños ocurren estas cosas ), ahora estoy en un porche en un jardín y un hombre al que no reconozco, me mira fijamente, percibe que estoy triste y con una confianza y seguridad calmada me dice: " Ve. Tienes que ir ", lo oigo con tal claridad que me despierto y lo único que siento en ese momento es paz en mi corazón.

Y en seguida una alegría me invade: ¡Por fin, ya está claro!

Otra vez... Tan sencillo. 

Sólo hay que dejarse, estar relajado y la respuesta aparece ( como bien dijo mi amiga), desde lo más profundo.

Mi corazón estaba pidiendo ir y yo no lo escuchaba.

Cuántas veces nos ocurre ésto: mente - corazón - confusión.

Los sueños, la meditación... nos guían. Dan claridad, nos invitan a que lo verdadero emerja.

Lo verdadero, es lo más intrínseco que hay en nosotros, es el elemento eterno, lo que ES. Lo que ni nace ni muere realmente.

Lo que siempre Es.

Después de escribir esta madrugada en mi cuaderno, me vino a la mente, una historia que cuenta Suzanne Powell, en sus charlas:

A Indiana Jones, en todas sus películas, cuando está a punto de encontrar el tesoro, el cáliz... etc, le asaltan, le roban, se adelantan a él; le ocurren miles de vicisitudes y de obstáculos, todo parece estar en contra... pero al final lo consigue. Final feliz.

Lo mismo nos ocurre a nosotros; tenemos que afrontar obstáculos, complicaciones, dificultades, barreras... es la vida misma. O bien tenemos el coraje y la constancia de superarlos, de avanzar, de mejorar o nos quedamos en lo cómodo, en lo conocido, en lo fácil.

A veces, no ocurre como Indiana Jones y no puedes alcanzar la meta, pero si has puesto el corazón en intentarlo, merece la pena, es ya un paso. Esa meta no es para ti, no es tu momento y está bien, es perfecto.

Y la señal, en ese caso, es que te espera algo mejor que ni te imaginas.

Escuchemos las señales; se te presentan de muchas maneras, en diversas formas. Eso sí, desde la intuición, lejos de la mente racional. 
Hay que estar abierto, receptivo, permeable como un niño.

Finalmente fui a la montaña, a la montaña sagrada, rodeada de tanta pureza y luz que sólo podía sentir dicha. Otra vez en la naturaleza, tan sencilla y constante, siempre ahí, quieta, espléndida.

Y sobre todo ver a mi hijo feliz, mereció la pena...

Las señales que tuve, me han llevado a conocer personas muy especiales en este grupo. Quien sabe si quizá empieza aquí una nueva etapa...

Nunca sabes lo que el destino te depara.

La montaña me estaba esperando.

Sólo se, que tenía que estar ahí justo hoy. Era mi sitio.

Y... Final feliz.

¡Prueba superada!... por hoy. jajaja

Estos días practica la sencillez.

Ve a lo más cercano que hay en ti, es muy fácil; a veces es tan obvio que no lo vemos: siente tu presencia en la respiración.
Sólo en el presente la mente no puede moverse y te dejará descansar.
Estate presente, alerta, sencillamente.

Cuando buscas, te alejas de ti mismo. 
Verdaderamente tú Ser está en el presente.

Respira. Sé uno con la respiración.

Es el puente entre tú y el universo.
Y así te convertirás en una antena que recibe señales...

Namasté